2008
Pamplona | Navarra
Cliente | Privado
Fotografía | José Manuel Cutillas
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El encargo consistía en la reelaboración de una vivienda preexistente en el ensanche de Pamplona para ajustarse a los requerimientos de los nuevos propietarios.
La vivienda, en su estado previo, presentaba una estructura habitual de ensanche, con una disposición de espacios y alcobas típicamente sectorizadas y organizadas entorno a un pasillo que la cruzaba en su totalidad. La vivienda de planta irregular poseía una superficie de 196,70 m2 construidos. Al mismo tiempo, y a diferencia de otras, el desarrollo de su perímetro como fachadas era muy superior al habitual en esta zona de la ciudad, por un lado a la calle por donde se iluminaba y por otro a un patio de manzana muy luminoso del que vivían las áreas húmedas de la vivienda. Aunque de este último por el tamaño de sus huecos apenas se tenía presencia desde el interior de la vivienda.
El proyecto busca dar respuesta de forma contemporánea a unas nuevas necesidades funcionales. Se apostaba por la creación de un espacio amable, un aprovechamiento de los espacios y una optimización de la planta de la vivienda. Junto a este interés, entendíamos que el diseño arquitectónico podían aportar flexibilidad y variabilidad del espacio, para adaptarse a los diversos momentos, situaciones y usos que la vida de una vivienda pueden formular. En definitiva, el espacio resultante debía optar al mayor número de metros durante la mayor parte del tiempo.
La organización en planta de la vivienda es muy clara, y se puede resumir en tres pautas, por un lado, se busca la disposición del salón comedor en la esquina de la edificación como lugar privilegiado de la misma por situación, orientación y vistas. Por otro lado, el espacio común se configura en continuidad visual, física y material desde el acceso hasta el salón, evitando una solución de pasillo dominante como presentaba su estado original . Donde la cocina se define en este ámbito, desnaturalizando su condición de paso, optimizando, con protagonismo, el espacio resultante. Pero al mismo tiempo pudiéndose sectorizar e independizar en los momentos que su uso lo requiere. Y por último las habitaciones se disponen como un paquete hermético cerrado, definiendo el ámbito privado con una panelado de acero negro sin marcar los accesos, mecanismos o manillas que perturben la percepción limpia del cierre y del espacio.
Mención aparte requiere el cuarto dormitorio de servicio que aparece oculto, tras el panelado de cocina, resolviendo la irregularidad que la planta de la vivienda presenta.
Constructivamente el proyecto queda definido por el equilibrio cromático entre los diferentes revestimientos, las diversas texturas y materiales y que aporta una uniformidad que hace dotar al espacio de esa atmósfera homogénea que la sencillez constructiva pretende conseguir.